Meras ilusiones, sospechas insospechadas y una desalmada sorpesa en forma de litrona. Entonces sentí miedo por no encontrar lo que buscaba en forma de un mismo gesto, una misma palabra.
Subí por bloques suspendidos de piedra ateniense y me encontré con una guitarra que para mi sorpresa, ya conocía mi nombre sin darse cuenta de que me encontraba ante ella.
A medida que la arena bajaba, fuí viendo cada una de las cuerdas de las que estaba compuesta. Todas eran de colores , anchuras y de tamaños diferentes.
Una vez, una de ellas sonó cuando yo sólo quería un bastón para moverme. El sonido me embriagó tanto que me entraron ganas de volverla escuchar. Y cuando entonces comía una cabeza ensangrentada y cadáveres divertidos, otra cuerda sonó y junto con la anterior, desplegaron una melodía que acuñó una marca en mi rasgada cera. Otras cuerdas se apuntaron y entre todas, hicieron aún más intensa la melodía, algo que superó a mi propia búsqueda.
Desde entonces, no he dejado de escuchar a esa guitarra y a cada una de sus notas.
Y esa es la razón por la que me atrevo a cuestionar a esos ordenadores parlantes. Para que esa guitarra vea que ella sola puede romper sus cadenas y se atreva a sonar en esos instantes para que esos ordenadores desgastados vean que toda ella es hermosa. Despues de todo, yo soy una pequeña cuerda más.
Esta frikada vomitada se la dedico a todos los compañeros de la carrera.
4 comentarios:
Mola mola.
Yo me encontré una flauta y un perro. Nuestro futuro está definido :D.
vale tío! non teño nin idea do que queres dar a entender, pero mola! jajaja, xa me esplicarás ao que te refires coa guitarra etc. jaja
saudos e grazas
es precioso,al principio tampoco entendía lo que querías dar a entender,pero me di cuenta(o al menos eso interpreté)de que es un retrato de todos nosotros,de nuestro día a día.
Gracias!!!besiños
qué bonito Sergio
: )
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